19 diciembre 2007

¿Dónde está mi jodido calcetín?


Vale, en serio, estoy bastante cabreado. ¿Sabéis por qué? Bueno, os daré una pequeña lección de economía antes, así podréis entender perfectamente de donde se alimenta mi irascibilidad.

En economía, un bien se define como un producto que satisface una necesidad, es decir, que es útil, y además, escaso y transferible. ¿Por qué estas dos últimas propiedades? La escasez es lo que determina por sí misma la existencia de un comportamiento económico en el hombre, y la transferibilidad, muy relacionada con la liquidez (que ya explicaré otro día), es lo que permite al hombre gestionar esos recursos o bienes escasos. Pongamos un ejemplo negativo para que se vea perfectamente, como es el caso del aire. ¿Es útil? Oh, claro que sí, más que nada SIN ÉL ESTARÍAMOS MUERTOS. Así que sí, es útil. ¿Es escaso? Habrá quién diga que no se ve. Yo a ese le llamo necio. No, claro que no es escaso. En comparación con el cosmos o el dedo pulgar de Dios puede que sí lo sea, pero con respecto al hombre, o la Humanidad, ya que nos ponemos, su capacidad de aprovechamiento se nos hace, a día de hoy, ilimitada, o al menos, lo suficientemente abundante como para no poner su escasez por delante del cambio climático o si los conguitos han de ser sólo negros o también blancos. ¿Es transferible? Psche, podría serlo. Pero ante tanta abundancia, ¿qué necesidad hay de gestionar nada? Aunque no sería imposible, sólo tenéis que ver algunas películas de ciencia-ficción o leer algún libro o ver algún videojuego (o imaginároslo, lo mismo da) en el que el oxígeno es un bien con el que se comercia. Impossible es nothing, compañeros.

Teniendo presente lo que es un bien, os diré que hay varias formas de clasificarlos. La realidad es compleja, ¿sabéis? Bueno, para algunos no tanto, pobres. En concreto, una de ellas es la que clasifica los bienes como sustitutivos y complementarios. ¿Qué son bienes sustitutivos? Aquellos que, al consumir otro, suple el efecto satisfactorio que podrían tener todos sus sustitutivos. Por ejemplo, si tienes café y echas azúcar, no echarás sacarina. Si echas sacarina, no echarás azúcar o miel, o coñac, o lo que cojones te pinte. Consumir uno implica no tener la necesidad de consumir otro. PUEDES SER UN VERDADERO PALURDO Y ECHAR AZÚCAR Y SACARINA A LA VEZ AL CAFÉ, ES TU PUTO PROBLEMA. Pero la gente normal y de bien, los burgueses en definitiva, nunca lo han hecho, ni lo harán. ¿Y qué son bienes complementarios? Aquéllos que se han de consumir mutuamente para que se produzca la ansiada satisfacción o para que esta sea mayor. Ejemplo: café y azúcar, coche y combustible. En el primer caso, intensifica la satisfacción. SI TE GUSTA EL CAFÉ SIN AZÚCAR, PUES TE CALLAS, hay más ejemplos. El segundo, es obvio que ambos se necesitan para poder funcionar. Y es concretamente estos segundos los que han provocado mi cabreo en estos momentos de la mañana....

Y es que, como todo el mundo sabe, los calcetines son un ejemplo claro de bienes complementarios. Si tienes el derecho, necesitas el izquierdo. SI NO, PARECES UN JODIDO PALURDO. ¿Cuántas veces sólo encontramos un calcetín? ¿Cuántas veces llevas las jodidas rayas de uno de color rojo y gris y las del otro de azul y verde? ¿Cuántas veces te has sentido como un estifurquel al ver que tus calcetines te cubren casi toda la espinilla? ¡¿Cuántas veces, cojones, has llegado con una uña de color negro porque a tus calcetines les dio por tener un agujero ese día!?

¡Jodidos calcetines! Y lo peor, es que me falta uno y no lo encuentro. Jodidos bienes complementarios, ¿tan funesto es el hado del hombre?


10 comentarios:

De Olmedo dijo...

Perdona, pero si los calcetines fueran bienes complementarios ya habría un listo que los vendiera por separado. :D

No recuerdo haber comprado nunca un coche con gasoil. ^^

Gaspar Duarte dijo...

Porque el gasóil, y el combustible en general, es un producto líquido que, además por sus características, no sería muy aconsejable venderlo ya almacenado dentro de un coche. SOLO A UN PALURDO SE LE OCURRIRÍA TAL MEMEZ. Ahí, no obstante, falta otras consideraciones: el coche es un bien duradero (no se agota con un consumo, sino que permite muchos) y el combustible no lo es (un consumo agota su capacidad satisfactoria). No dejan de ser bienes complementarios, si se venden por separados, es debido a ese hecho, más que nada.

Los calcetines son ambos duraderos, por regla general, por lo que pueden y suelen venderse juntos. Además, hay otras cuestiones, como los colores o las rayas, que hacen que sea muy difícil venderlos por separado guardando coincidencias. ESTE CASO NO VALE SI ERES UN PANQUIBRUSTER, ya sabes. No obstante, quizá si buscas en un mercadillo encuentres pares sueltos :)

De Olmedo dijo...

Hi, I'm Punky Brewster

Pablo Otero dijo...

Excelente artículo.

Mola interpelar mucho al lector.

Gaspar Duarte dijo...

Lo sé.

Aunque la línea que separa el panquibrusterismo de la cutrez es tan o más fina que la que separa el bien y el mal.

O algo.

Gaspar Duarte dijo...

Gracias maese Pablo.

Sólo hay una forma de meter en la jodida cabeza de los bienamados lectores la Verdad que transmitimos, ya sabéis :)

Pablo Otero dijo...

Acabo de notar que el blog tiene la hora de Londres.

Y os recuerdo que no queremos nada de Londres excepto...

...¡su capitulación!

Gaspar Duarte dijo...

¡Muaja!

Saber que allí hay una plaza cuya única finalidad es recordarnos nuestro patetismo al aliarnos con los franceses hace que me sienta triste :(

Oscar dijo...

os jodéis.

el blog lo creé yo, y se queda con la jodida hora de londres.

por cierto, nunca has pensado OH DIOS JODIDOS CALCETINES DE RAYAS? MUERE!

Gaspar Duarte dijo...

Fran se los pone de arcoiris o del estilo leotardos de Agatha Ruiz de la Prada.

Descargad vuestra ira contra él.